«abhominable perdido, pues con tu inhumano pensamiento: peresciste tu, y no aquel de quien lo pensaste. O marauillosa y profunda humildad, como reza Anselmo. O quan benigno eres glorioso Jesu. que conosciendo la iniquidad y perfidia de Judas: no solo te plugo corregir le tan caritatiuamente, y comunicar·le tu cuerpo precioso: mas ahun puesto ante el de rodillas, con tus sanctissimas manos le lauaste y alimpiaste aquellos sceleratissimos pies de»