«era razon se escriuiessen tan profundas y diuinas doctrinas por otro discipulo ni secretario: saluo por aquel a quien plugo a·la diuina bondad, los sintiesse por obra del Spiritu sancto, estando reclinado en sus pechos. Por·ende siendo fuera ya de·la sala donde hauian cenado, el maldito scelerado de Judas, para tratar con·los pontifices y phariseos, del precio de·la vendicion de nuestro redemptor y maestro: començo el»