«tendimos los ojos para ver las tierras circunuezinas: y nos parecia que solo sacado aquel desierto por donde passamos todo lo al era enderredor ceñido del mar Vermejo que se juzgaua estar a tres leguas y en la verdad hauia camino para dos jornadas. Dentro en aquel vimos muchas yslas todas desiertas. Y allende su braço se parecia la grande montaña de Thebayda donde sant Paulo y sant Antonio con otros muchos padres antiguos fueron hermitaños. Vimos»