«su maestro y señor. y de aqueste tal temor tan sin freno y arbitrio. no seria cosa catholica creer que temiesse nuestro saluador y maestro Jhesu. Hay vn otro temor templado: el qual esta afixo naturalmente en·el hombre: y es sin pecado, como el de·la hambre y la set: y de aquestas tales passiones que fueron en nuestro redemptor. y en aquesta manera huuo naturalmente temor de·la muerte»