«manos. O si no te cegara tan desenfrenada cobdicia. Con quan doblado prouecho le pudieras vender a su madre, la qual sabias que sin el no podiera viuir. Por·que al tiempo de tan reprouado concepto no trahias a·la memoria aquel amor entrañable: con·el qual tu dios y maestro creador de·los cielos y tierra, se puso de rodillas delante de ti, sin hauer te jamas ofendido? Por·que»