«las pudieron oyr ni çufrir. Onde dando bozes el glorioso Augustino de la virtud tan escondida y diuina, dezia. Donde esta ahora el ayuntamiento de·los caualleros, y de·los ministros de·los principes y phariseos? Donde esta aquel tan espantoso terror de sus armas? Vna sola voz del que dixo yo soy: sin cuchillo: abasto a destruyr tanta muchedumbre de gente espantosa y cruel. porque estaua Dios escondido en·la»