«Juda, que tomasse el sacerdote de·la sangre del cordero que por el tal doliente se sacrificaua: y ensangrentasse con·ella el cabo del oydo diestro del que esperaua la tal curacion, para que fuesse alimpiado de aquella culpa, o pecado: y por consiguiente de·la dolencia que por ello hauia incurrido. E por·ende plugo a nuestro maestro Jesu que pues todos por el pecado de nuestro primer padre Adam,»