«soledad, y los entrañables dolores de tus trabajos: y si mi desuentura por mayor mal de mi pena me consiente biuir: puesto que el merescimiento de tu justedad me quisiesse esforçar: la pena de tu innocencia nunca dara lugar al reposo: pues pierdes tu vida sin causa: y a mi queda la mia por pena. O Pedro, y donde es ahora tu fe? donde son ahora aquellos ofrecimientos tan esforçados, con»