«manos, para librar el fijo y la madre: y ofrecer se a·la muerte? Entonces fuera bueno, o Pedro el morir, y no el negar. entonces fuera bueno, o Juan el pelear: y no el desnudo y vergonçoso huyr. Hauiendo ya passado el estruendo de aquella gente abhominable maldita: socorriendo los piadosos apostoles con·las dueñas llorosas, al peligro de·la madre desconsolada: la qual de congoxa terrible hauia por luengo»