«alegre: la saludo. Quien ahora podria dignamente pensar el desconsuelo de nuestra señora? quien podria scriuir los lloros y angustias de aquella compaña tan noble? no se podrian por cierto ahun medianamente llorar tan grandes angustias: si Dios mesmo no ministrasse las fuerças. Quedando pues la reyna del cielo con tanta razon de sospiros: leuaron aquellos infieles sacrilegos su rey y señor delante de Annas. E por quanto el euangelio no»