«recuerdo de·la ofensa del verbo diuino. Ni deue nadi desesperar, por graues que sean sus peccados: mas deue a enxemplo de Pedro, llorar por ellos, y lauar los con lagrimas de coraçon pasciente y humilde: como escriue Ambrosio: yo no hallo lo que Pedro dixo, mas hallo lo que lloro: leo sus lagrimas, empero no su satisfacion. Onde papa Leon: contemplando las lagrimas tan habundantes de Pedro, dize. O apostol»