«naturalmente obligado. primeramente a Dios, al qual menosprecia con el perjurio. consiguientemente al juez, al qual engaña mintiendo. terceramente al jnnocente: al qual, o daña, o mata con su falso testigo. E por tanto no atendamos rafezmente el falso testigo: mas executando justamente lo justo: defendamos con toda paciencia lo muy verdadero: porque nos libre de nuestro peligro la mesma verdad. Onde Augustino sobre el psalmo .xxxvij. de menospreciar es, quanto»