«tuuiste pauor de oyr de·las bocas fediondas de·los impios y scelerados judios, aquella voz tan prophana y maldita, con la qual te juzgaron digno de muerte: guarda me señor por tu piadad y clemencia, para que delante tus ojos nunca sea hallada en mi culpa digna de muerte eternal: pues con·el padre y con·el Spiritu sancto biues y reynas para siempre y sin fin.§ Empues de hauer»