«eucaristia reciben indignamente: porque es mas cierto, que los que con no limpia consciencia reciben el precioso cuerpo de Dios en sus bocas, con su saliua espurcissima infeccionada por el pecado, contratan temerariamente sacramento tan arduo: no tuuiendo temor de tragar el espantoso juyzio de su damnada consciencia. Quintamente podemos dezir que escupen y maltratan el preclarissimo rostro de nuestro redemptor y maestro, aquellos como escriue Ludolfo, que menosprecian sus prelados»