«en muy crescida gloria aquestas escopiduras turpissimas del venerabilissimo rostro de nuestro maestro Jesu. y muy atentissimamente rememorar los, con quan exquisita diligencia pudieremos sin dexar, o vergonçar·se de scriuir los denuestos, quanto quiere minimos y exprobatissimos de·la sagrada passion. estimando por muy sobirana gloria, como lo dize Crisostomo, digna que en nuestras memorias y consciencias se deua esculpir: el recuerdo de cosas tan meritorias pues al señor de·»