«heremita, y otros muy escogidos sieruos de Dios se lee. O glorioso Augustino, quien seria el descuydado, que assi salteando dexasse passar tan diuino castigo, como el que arriba escriuimos por tuyo, sin detener y contemplar algo en·el? O quan obligados te son los sussurradores y detractores, los quales allende de irrogar tan gran verguença al redemptor de humana natura: pueden ser mas que ciertos, que nunca a ellos llegara»