«las cejas y los ojos alcohollados, açicaladas tales de soliman y otras cosas tan abominables, que tienen por cosa muy vergonçosa traher el rostro con que nascieron, tanto que seria impossible creer que los que desuergonçadamente se componen, se recuerden de·lo que por su saluacion y remedio çufrio el redemptor de humana natura en su rostro precioso y bendito. Por ende, o alma deuota christiana, deprende hoy de tu redemptor»