«aquella noche tan tempestosa y triste: y pues no hay sufficiencia para dignamente explicar la menor parte de·las penas del cuerpo, y menos de·los dolores del alma: allega te a el por singular compassion, señalando con lagrimas piadosas, lo que de piedad tiene tu coraçon encerrado. O quien pudiesse escriuir los gemidos y la tristeza de·la dolorosa madre del redemptor, en·la hora del examen tan criminoso de»