«para condemnar·le mas en Jeresulem, por lo qual considerada la constancia de·la malignidad de aquesta peruersa gente y maldita: o ellos en tal caso incitados de rauia le apedrearan, como otras vezes hauian tentado: o con sus manos propias le dieran la muerte: o apellando con nueuas vexaciones al senado de Roma: como digno de muerte le leuaran muy afligido y atado, y le presentaran a cesar. verdaderamente mucho»