«vezes aquesta nuestra carne soberbia, llorando y diziendo. Adonde vas, o buen Jhesu desnudo, tu que acostumbras de vestir y consolar los desnudos? Como consientes de estar atado, tu que acostumbras desatar los encarçerados: y librar los dolientes y demoniacos? Por·que señor çufriste ser açotado: tu que todas nuestras congoxas y affanes passas y çufres? Di nos señor quien fue aquel tan osado, que tuuo audacia diabolica para te desnudar?»