«espinas despedaçan nuestras consciencias. O misericordioso Jhesu, y quantos hombres y mugeres se fallarian hoy, que todo su trabajo y estudio ponen en pompas: y en traher los pescueços llenos de oro, y las cabeças brosladas de perlas y piedras preciosas: por plazer mas al mundo, que por recordar se de tus trabajos? A·los quales se podria dignamente dezir lo que reza el Psalmista: fijos de·los hombres para que»