«que le corono su madre sin piadad: conuiene saber la synagoga madrastra no legitima reprochada por sus merescimientos, desestimada no emborrachada del mosto de amor diuino: mas del vizco de·la soberbia de Lucifer, de venino mortifero: y de spiritu lleno de furor y de ira. E a ti, o soberbia de coraçon humano, que los oprobios recelas: y las honrras nunca aborresçes, mas de continuo los sigues: pon los ojos»