«capitulo .xxiij. Quando oyo Pilato que era fijo de Dios, huuo mayor temor. No temio (como dize Augustino) de matar·le por temor de·la ley: mas por no matar el hijo de Dios. E mientra anduuieron aquestas disputas entre Pilato y ellos: siempre estuuo el glorioso Jesu defuera con todos los denuestos y menosprecios, sin jamas murmurar: por cumplir lo que estaua profetado, que como oueja nunca abrio su boca»