«remedio pena muy graue sentimos en ver·le. O quien pudiera, o alma deuota, tollerar aquestos clamores sin gemir y llorar? Qual seria el coraçon tan despiadado que no rebentara viendo su redemptor tan manzillado: sojeto a tan adulterino juyzio? O quien podria creer que fuessen hombres humanos, aquellos que con humildad y pasciencia abiuauan mucho mas su furor y su yra? A·los quales pues la verguença de Christo no»