«la manzillada madre, despues que los lloros le consintieron la habla, el rostro contra Pilato, quanto le dauan los sanglutos lugar: le dixo. O cruel fingido: quien infeciono la piedad de tu pensamiento? quien te desuio de·la verdad que pregonauas? quien incito tu malicia contra aquel mi tan dulçe y amado hijo: el qual tantas vezes trabajaste de librar si pudieras? han te quiça atterrado las menazas de·los judios?»