«amado fijo trahia consigo, atajando con passos muy apressurados llenos de sospiros y lagrimas: por el mas corto camino que pudo (como scriue sant Bernardino hauer leydo en vna historia digna de fe) salio al encuentro en vna encruzijada de calles a su fijo bendito. y como le viesse el rostro tan alterado, demostrando las congoxas crueles del coraçon, por las graues heridas de·los açotes y de·los aguijones mortiferos»