«encuentro en vna encruzijada de calles a su fijo bendito. y como le viesse el rostro tan alterado, demostrando las congoxas crueles del coraçon, por las graues heridas de·los açotes y de·los aguijones mortiferos de·la corona, fallesciendo·le las fuerças por·el desordenado peso de·la cruz que trahia en·los hombros: vencida de aquella maternal compassion que a su fijo vnigenito tenia, conosciendo·le por fijo del»