«hermanos, que ofrezcays vuestros cuerpos en sacrificio viuiente y sancto: porque sea accepto a Dios vuestro seruicio. Contemplemos pues, o hermanos carissimos con·los interiores ojos del coraçon, el saluador de humana natura estendido y descoyuntado por nuestra salud en·la cruz: y no consintamos que la malicia de nuestro desagradescimiento de lugar, para que nos aborrezcan los merescimientos de su sancta y sagrada passion: mas sintiendo con·el quanto la»