«que eficacissimamente obra la llaga sanguinolenta del pie de nuestro maestro, el qual misterialmente llamamos yzquierdo. y por tanto quandoquier que nos combaten y nos dan molestia los malos desseos, y las afeciones, o pensamientos injustos: recorramos en esse punto a·la llaga de aquel reuerendissimo pie, del qual como de muy luzida fuente y purissima nasce el baño de nuestra limpieza: y se purifican y alimpian las manzillas de todos»