«maestro, el qual misterialmente llamamos yzquierdo. y por tanto quandoquier que nos combaten y nos dan molestia los malos desseos, y las afeciones, o pensamientos injustos: recorramos en esse punto a·la llaga de aquel reuerendissimo pie, del qual como de muy luzida fuente y purissima nasce el baño de nuestra limpieza: y se purifican y alimpian las manzillas de todos nuestros pecados: como piadosamente lo prueua la auctoridad del glorioso»