«de no llamar le madre: porque la virgen intemerada, en caso de tanta afliccion, oyendo de·la boca de su fijo vnigenito nombre tan dulce, no atormentasse y rasgasse mas sus delicadas y virginales entrañas. Marauillan se quantos leen, y espantan se quantos oyen, con que gesto, con que sentido, con que razon, con que possibilidad, con que auctoridad: se dizen cosas tan milagrosas? que el discipulo passe por fijo de»