«y las manos al cielo y dio grandes gracias a nuestro Señor por que tan leales y virtuosos vasallos le hauia dado: y a ellos agradeçio endemas la tan sobrada bondad que con el demostrauan en no perdonar a su carne y su sangre por suplir en su daño: ya el rescate era todo llegado y las tristes donzellas se aparejauan para yr a Granada: quando las cuytadas y tan doloridas madres no pudiendo sufrir la tan cruda»