«cabeça y rostro inclinados: en señal de reuerencia y obediencia: y por enseñar nos que en todos los trabajos y angustias: y a·la fin en morir seamos humildes. Contempla por·ende, o alma deuota, redemida por la preciosa sangre de Christo: y por los ojos llorando en·el rostro de tu redemptor y viendo tan desformado y sin especie de hermosura, aquel que sobre todos los fijos de·los hombres»