«de aquel eclipsi tan tenebroso, de·la lumbre de·los graciosissimos ojos de su diuina persona. y pon ley a tu lengua para que pregone las excellencias y marauillas de su passion sacratissima, diziendo con Bernardino. O organo de·la diuinidad: o psalterio verdadero del glorioso Dauid: o dulçe voz de Dios padre. Quien interpuso el silencio de·la muerte durissima: para que con mis corporales oydos, no pueda ya sentir»