«les ciegas el conoscimiento de·lo perpetuo y eterno. O enemiga cruel de nuestra salud: a·los vnos ofreçes riquezas desmesuradas, con·las quales con vestidos superfluos, con caças inutiles: y con aborrecibles dadiuas de truhanes, no les consientes que bueluan los ojos al redemptor de humana natura desnudo: a·los otros das hermosura: para que nunca se acuerden de ver le llagado y todo sangriento en·la cruz: a·los»