«halcones y galgos tuuistes en·ella, quan pocos chamelotes y frenos dorados consentistes en·la chancilleria romana: sabiendo que todo era del crucifixo desnudo, todo lo repartiste en sus pobres desnudos. O quan vestido y dorado pareceres vos ante el conspecto diuino, quando dares las cuentas de vuestra villicacion? E a vos Constantino qual principe se puede ygualar en·lo temporal: pues con tan crescida fe, del patrimonio terreno supistes fazer»