«y muriesse por nosotros en ella: y recibamos le en nuestros braços con·el y con Nicodemus: y mucho mas dignamente en nuestras consciencias y coraçones, con merescimientos de salutifera penitencia: pues somos ciertos, que plugo a su reuerendissima majestad estender en·la cruz sus braços diuinos, por acarrear nos a su reyno celeste: donde siempre esta tan aparejado, que jamas supo fallescer a·los que esperan en·el.§ Sigue se»