«de todos los reynos del mundo: no tener en·la vida casa propia alguna: y muriendo desnudo, empues de muerto hauer de ser sepultado en ajeno sepulcro. y hablando de aquesta tan excessiua y voluntaria pobreza, el bienauenturado Anselmo dize. Tan pobre fue nuestro redemtor y maestro Jesu, que no solo nascio en casa ajena: y viuiendo no tuuo donde poder reclinar la cabeça, mas ahun muriendo con ajeno lienço y»