«el bienauenturado Anselmo dize. Tan pobre fue nuestro redemtor y maestro Jesu, que no solo nascio en casa ajena: y viuiendo no tuuo donde poder reclinar la cabeça, mas ahun muriendo con ajeno lienço y sudario se huuo de cobijar su cuerpo desnudo: y en ajeno sepulcro huuo de ser sepultado. Onde Augustino: plugo al saluador de humana natura ser puesto en ajeno sepulcro: pues moria por ajena salud: ca no»