«con·la qual se nos ofreçe la resurrecion de·la vida que es por venir, y esperamos no solamente la bienauenturança del reyno del cielo: mas ahun la seguridad de·la possession de·la verdadera felicidad. Por·tanto puestos de rodillas ante ella, al tiempo del despedir los ojos corporales de su presencia: con lagrimas viuas, y angustiosos sospiros rezaremos con·el deuoto Ludolpho la contemplacion que se sigue.§ O verdaderamente»