«las quales con llantos diuersos y mucha tristeza ayudauan a·las tristes lagrimas de·la madre y desconsolada reyna que con ella y con todas las otras damas ninguna consolacion fallauan a·sus dolores. Y enpues d·esto trahian vn carro en el qual hiua Mirabella con quatro obispos qu·el cargo de su alma tomauan: y luego alli a Grisel que por mas creçer y dublar en su pena demandaron que viesse la muerte de Mirabella: y»