«con·el golpe de sus agudos dientes. Espantauan·se los cauallos de·la su vista e temian sus feridas e grant parte de fuir curauan negando obediençia a·las riendas del caualgador e las espuelas sangrientas de·la sangre del cauallo. Non los podian fazer llegar al sañudo puerco. Mayor era el temor por la vision que la dolor por las feridas e sobre mayor qu·el pungimiento de·las espuelas. Ya los mançebos osados eran por»