«del abito viçioso llagando los liuianos cauallos de·la virtud corrientes por el pungimiento de·las espuelas del ferviente deseo e reglados o detenidos con las riendas de razon. Trayendo sobre si los espirituales motiuos que son caualleros en tales cauallos. Pero tanta es la fuerça qu·el cuerpo ha cobrado quando mucho tienpo syn contradizimiento ha seguido su voluntad. Que a·los primeros golpes deriba cauallos e caualleros espirituales que en otra tentaçion prouaron. E fueron»