«de batalla y no tenyendo con quyen la aver con tus sieruos la mouiste los quales de tu conseio y jnfluencia gouernados lo que en los coraçones les pusiste, aquello les convenja hazer, asi que señor si mal avemos cometido a ti se cargue la culpa de todo nuestro yerro, porque nuestro es el cuerpo y tuyo es el espiritu que le mueue, y si esta escusa no te satisfaze tiende tu señor la mano y toma»