«estays tan flacos segunt la nuestra grande puxança de huestes que mas por nuestra nobleza que vuestro defendimyento las teneys seguras, y no estan vuestros estados nj dias sino en la nuestra mano puestos, mas que siempre fue nuestra costunbre que la culpa de quyen debatimos le diese la pena de su yerro, y si agora en esto queremos os dexar porfiar en vuestra malaconsejada demanda basta que ella os de la pena de vuestra culpa. § El»