«las otras damas ninguna consolacion fallauan a·sus dolores. Y enpues d·esto trahian vn carro en el qual hiua Mirabella con quatro obispos qu·el cargo de su alma tomauan: y luego alli a Grisel que por mas creçer y dublar en su pena demandaron que viesse la muerte de Mirabella: y el rey con infinitas gentes cubiertas de lluto hiua al fin de todas segund costumbre de aquell reyno: y sallieron fuera de ciudad donde»