«a quien encomendo que le guardasse su fija muy amada: conuiene saber la alma: la qual entiende el de enxalçar, e fazer reyna en·los cielos. Si mal ge·la guardare: no le pedira quiça gran cuenta d·ella. Por esso se dize a .iiij. capitulo Deuteronomio. Guarda con diligencia a ti mismo, e a tu alma. Ca segun dize Augustino. Mayor daño es el perdimiento de vna alma, que»