«segund en aquella tierra se acostumbra. Y eran dotze iuezes los quales dieron sentencia que Mirabella muriesse: y fundaron por muchas razones ser ella en mayor culpa que Grisel. Y como en presencia de·la reyna delante sus damas fuesse condemnada a muerte las vozes que scomençaron a·dar ponian tal tristeza en los animos que parecia el sol scurecer se: y el cielo querer d·ello tomar sentimiento: y ansi como Braçayda vyo baxo su»