«los hombres, se con trebajan polidos afeytes, atratiuos gestos con nueuos abelimientos fazer se e plazer a quien las senyorea. Digo que es bien ca njngunas otras armas quedan a su vencida delicadez pora redreçar su libertat e deffender·se de·los viriles denuestos, sino aquellas que las ha dexado amor. Loable estucia es por agradables complacimientos atraher a su volundat de aquell que indeuidamente a mandar se dispone. Mas di ombre no ombre,»