«de senyora ofendida ansi prinçipio su dezir. O vosotras senyoras tan entendidas y discretas: no sentis los grandes quexos y exçesiuos tormentos que natura por nuestros agraujos continuamente pasa? Y sto por el gran sujuzgamjento y no menos despreçio que por los honbres cadaldia reçebimos: no considerando que en·la crjaçion nuestra Dios sobrepuyando nos en·grado de mas perfeçion que ellos mereçedoras nos fizo: segunt que aquel: mas virtuoso de todos los onbres Rodrjgo del Pedron»